Buscando Espontaneidad

renzoarbocco@gmail.com

martes, 8 de enero de 2008

Oye! cierra la puerta!!!


Proyectemos la siguiente situación (muy común para ser sincero):


Un hombre (llamémosle “Renato”) llega a una reunión, conversa con sus amigos y entre un bla y otro bla le presentan a una chica.

Al principio la chica le parece “simpática” o quizás ya llegue a parecerle “preciosa”, pero el luce tranquilo, confiado y conversador.

La noche fluye y fluye con ella los tragos, las risas, las historias, los secretos, y las miradas cómplices y para el final de la noche, cuando Renato esta en su carro, en el taxi, o en el carro de un amigo regresando a su casa, llega a la conclusión que la chica de esa noche es la chica MÁS PRECIOSA que jamás ha conocido.


Pensemos ahora que ya pasaron un par de meses en los que nuestra parejita logro unir lazos, salir a comer, al cine, hablaron de sus familias, conocieron a sus amigos, se dieron cuenta que eran compatibles, que eran químicamente perfectos y nuestro amigo Renato está más enamorado que nunca.


Pero ahora apliquemos a la historia el punto de quiebre, aquel evento inesperado en el que es ineludible que uno de nuestros personajes va a salir destrozado.


La chica llama a Renato y hablan, pero ella parece utilizar un tono raro, casi cortante, como es valiente, ella le dice para encontrarse en (asumamos) Caminos del Inca, y cuando se encuentran ella parece estar triste.


Renato, más enamorado que nunca, la toma de la mano, le dice un obligado “¿Qué pasa?”, y ella, cual Kamikaze (dicese de la chica convertida en mujer bomba que al momento de pronunciar palabras parece estallar en pedazos-o por lo menos el corazón de Renato parece hacerlo- y convertir lo que era un gran amor en nada) le dice a nuestro buen amigo Renato que ya no quiere nada con él, y que en verdad prefiere estar sola.


Renato queda destrozado, la bomba ha incendiado cualquier ilusión, amor, orgullo o esperanza y lo más triste de todo es que él cree que nunca podrá olvidarla.


Regresa a su casa, cierra la puerta, se echa en la cama, mira el techo y decide dormir para tratar de olvidar cualquier recuerdo, pensando que quizás todo fue un sueño.


Renato comete un error, y él lo ignora, aunque con el tiempo todos sus amigos se lo dirán, y es que ha dejado, entre él y la chica, un pedazo de lo que fueron, una puerta entre abierta que espera, y quizás sea siempre una esperanza de lo que nunca sucederá, a que la chica vuelva a decirle: “me equivoque, si te amo”.


Entonces hemos llegado al error de quienes nunca logran entender que ese amor ya terminó, y que es necesario pasar el capítulo y volver a empezar.


¿Por qué es necesario? Yo creo que es necesario porque no cerrar la puerta converge en los siguientes problemas:


1. nunca logras encontrar a una nueva chica por estar tan atento a su vida.

2. y si encuentras siempre pensaras “es que no es igual”.

3. vives pendiente de fantasías y si la chica esta con enamorado tú te vuelves un trapo.

4. Si logras estar con alguien ocurren problemas porque se te nota en la cara de baboso que aún no la olvidas.

5. Basta con que tengas una llamada perdida de ella en tu celular para que tu la vuelvas a amar ( y quizás te llamo para decirte que le devuelvas algo) -> es decir, te emocionarás por cualquier cosa.

6. y aunque existen un millón de problemas más, el peor de todos es, creo yo, que le das a la chica el gusto de saber que tú nunca la podrás olvidar, y por lo tanto le das una inyección de ego para toda la vida (la cual es más poderosa que la de botox creo).


Pero entonces, si la lógica es tan gráfica y nos dice “oye, olvídala!”, y como dice un amigo “hay muchos peces en el río”, para qué sufrir obstinándote en ese pez (ahora la chica), me parece a veces que es un gusto casi literario, convencido por las novelas y las películas que ese afán platónico rendirá sus frutos y se convertirá en el amor más increíble.


Pero vamos, pongámonos a pensar utilizando la lógica: Este pez (la chica) esta empezando la “relación” dudando de la misma, creyendo que no te ama, y su creer es tan fuerte que tuvo el coraje de decirte, en la cara, que ya no quería nada contigo, entonces, ¿ese inicio de relación te da más probabilidades de una relación duradera que el de un inicio normal, en el que sólo existe ilusión, enamoramiento y besos? Creo que la respuesta es evidente.


Por lo tanto creo que es un consejo sano decirles a las personas, que en algún momento de este artículo (basta con que sea un momento) se sintieron identificados con Renato lo siguiente:


CIERREN LA PUERTA


Y con cerrar la puerta no quiero decir que olviden totalmente a la chica, porque al final es parte de un pedazo de su vida, pero si aprendan a cerrar totalmente la puerta, a entender que hubo pero ya pasó, aprender que es importante empezar a ver nuevos horizontes, nuevos peces, y que siempre, SIEMPRE, existen peces compatibles químicamente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es fácil decir CIERRA LA PUERTA! cuando tú no tienes que hacerlo.

La teoría es fácil de aprender, pero difícil de practicar.

Quién no ha pasado por eso, nunca se ha enamorado realmente!

Anónimo dijo...

un comentario adicional... cuando te toque... llora... llora y llora.. hasta que te de colera y puedas decir "EST@ IMBECIL NO SE MERECE UNA LAGRIMA MAS DE MI" eso ayuda me ha funcionado para cerrar hasta la puerta más pesada.

El amor es un juego que requiere un mínimo y un máximo de DOS jugadores... si juegas de a UNO, siempre serás el perdedor (no te copies mi frase para componer una cancion!!)