Dicen que cuando uno debe soplar las velas por su cumpleaños, y no se le ocurre que desear antes de soplarlas significa que está FELÍZ, ya que no tiene ninguna preocupación seria o algún deseo que no lo deja dormir. Ese, debo decir, es mi caso, ya que hoy día que es mi cumpleaños, y me imagino frente a unas velas- las cuales espero soplar más tarde porque ahora estoy atrapado en mi trabajo-no me imagino qué desear.
Hoy, lo único que se me ocurre, es agradecer más que desear. Agradecer por la familia que tengo, quienes hacen que llegar a mi casa me produzca paz y felicidad; agradecer por los amigos que tengo, porque no puedo estar más seguro de su verdadera y honesta amistad; agradecer por la familia política que tengo, porque borraron la línea de lo político y me han hecho sentir parte de la familia sanguínea, y agradecer- cómo no agradecer por ti- a mi enamorada, quien con su presencia ha escondido para siempre la melancolía.
Por último, gracias Dios y gracias suerte.
Hoy, lo único que se me ocurre, es agradecer más que desear. Agradecer por la familia que tengo, quienes hacen que llegar a mi casa me produzca paz y felicidad; agradecer por los amigos que tengo, porque no puedo estar más seguro de su verdadera y honesta amistad; agradecer por la familia política que tengo, porque borraron la línea de lo político y me han hecho sentir parte de la familia sanguínea, y agradecer- cómo no agradecer por ti- a mi enamorada, quien con su presencia ha escondido para siempre la melancolía.
Por último, gracias Dios y gracias suerte.
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