Buscando Espontaneidad

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viernes, 27 de mayo de 2011

Carta a mi tío

Dedicado a una prima que un día me enseñó a dibujar



14 de mayo de 2011


Hola tío,

¿Cómo estás? ¡Seguro que muy bien! Te escribo para contarte acerca del matrimonio civil de tu hija. Sí, fue hoy día en Santa Eulalia, ¿conoces? Queda un poco más allá de “El Remanso”. ¿Te acuerdas cuando íbamos todos a “El Remanso”? Yo sí. Creo que eran los momentos más inocentemente felices de mi vida. No sé por qué tengo grabado en la cabeza a ti, a mi tía y a mis primas despidiéndose de nosotros desde la camioneta que tenían. ¡Me fascinaba el carro (y sé que a mi hermano también)! Nosotros en cambio teníamos un Nissan Bluebird guinda que, por más que era bonito, tenía el gravísimo defecto de no ser como los carritos con los que me gustaba jugar (pero tu camioneta sí lo era).

Me estoy desviando completamente de lo que te quería contar tío; el matrimonio de tu hija. Empezaré desde el principio.

Salimos el sábado al mediodía con dirección a Santa Eulalia. Mapa en mano, viajamos por la carretera central de acuerdo a lo indicado por tu hija, pero –como podrás imaginarte –más efectivo era un mapa del tesoro hecho por niños (como el que alguna vez ella y yo hicimos cuando vivían en Washington, ¿lo llegaste a ver?) que el que ella nos dio. En resumen; nos perdimos. Pero por suerte Sergio contestó nuestros S0Ss y nos dio una dirección que parecía sacada de un aparato satelital. Estoy seguro que sabes quién es Sergio…

Finalmente, luego de una hora y media de camino, todos llegamos a la hacienda, y por todos me refiero a mi papá, mi mamá (la gringa, como le decías), mi hermano, su enamorada y mi esposa. Paola sigue en España y Ricky venía con Kathy detrás (llegarían cuarenta minutos después que nosotros).

El lugar era lindo tío. Cierra los ojos e imagínate una casa de campo color ocre, que se sienta sobre un terreno más largo que ancho. El jardín te besa los zapatos y es verde como una uva, los carros han estacionado en un terreno contiguo y hay un sol de otoño-invierno que te calienta lo suficiente. Un perrito chusco, de color negro y de hocico salido se acerca a ti para olerte los tobillos mientras tú caminas con dirección a unas mesas que puedes ver un poco más al fondo. Casi terminando el pasadizo ajardinado, te llama la atención unas líneas que cruzan en distintas direcciones el cielo de la reunión, de donde cuelgan unas lámparas redondas cubiertas de tela que aparentan ser pequeñas lunas llenas que brillan con empeño intentando competir con la sonrisa de los novios.

Cuando alcanzas con tus manos las mesas que veías a lo lejos hasta hace un momento, tu universo visual se expande más hacia tu lado izquierdo que derecho, puesto que ahí se mantiene una pared medianera de arbustos. Puedes ver una pequeña terraza, luego un bar, unas mesas rectangulares con el servicio tendido, otra repleta de comida (¡y qué comida!) y finalmente, allá en el fondo de la hacienda, espera impaciente una tercera mesa armada con mantel, colores blancos, flores, amor…

¿Te ubicaste tío? Te sigo contando entonces.

Por suerte llegamos en el mismo momento que el momento para empezar y nos colocamos cada uno en un lugar. Mi esposa y yo nos paramos al lado derecho, cerca de los arbustos, y miramos a los novios desde un lugar privilegiado. Tú seguro te hubieras parado detrás, cerca a ella y cerca a mi tía. Seguro mi papá se hubiera parado también cerca a ti porque te quiere mucho tío, ¿lo sabes no?

Tu hija lleva en el cuerpo un vestido sencillo color menta y en la cintura se ha colgado una correa de cuero marrón. Su peinado es como el que te puedes acordar, tú sabes, con rulos marrones cayendo por ambos hombros como una cascada inmóvil. Sergio se ha puesto una camisa azul y un pantalón beige, sus amigos detrás de él lo molestan con que se le está descosiendo el gorro. No sabes cómo ambos sonríen y se divierten tío, en serio se aman mucho.

La ceremonia se lleva entre bromas y sonrisas de los asistentes y el Municipal no deja de decir “cónyugues” en vez de “cónyuges”. Pero lo importante empieza tío cuando la voz del funcionario hace stop y de la boca de Sergio se escucha un sonido que dice “Yo, Sergio…”. Él acepta a tu hija por esposa y luego, cuando es turno de tu hija tío, lo único que hace es mirar a Sergio sin decir palabra alguna y, cuando se da cuenta que debe decir “sí”, ya es muy tarde, todos nos reímos y ella repite “sí, sí, sí” mientras él la ama con los ojos y las manos. Todos celebran; se siente tanta felicidad y amor en el ambiente. ¿Tú también lo sientes tío o te lo estoy contando mal? Espero que no.

Cuando los invitados se acercan a saludar a los exnovios/actualesesposos todos están muy felices y nuestra familia también lo está, pero nosotros tenemos los ojitos rojos tío, nuestra familia quiere llorar un poco, tú sabes porqué, y ella no sabes cómo llora (no te aflijas tío, llora también de felicidad).

Todo te hubiera gustado mucho tío. ¿Yo te imaginé ahí sabes? Parado detrás, con tus manos cruzadas en la espalda, mirando con la cabeza echada hacia un lado, dando esa impresión con tus ojos celestes de me-miras-no-me-miras. Seguro hubieras usado una camisa clara y un pantalón gris y estarías más canoso que mi papá. Dirías que te da mucha pena que tu otra hija no haya llegado a tiempo de España y seguro tío, cuando hubieras tenido ganas de llorar, habrías tomado a mi tía del hombro para ir apretando suavecito, así como sosteniendo las lágrimas, así como mi papá también hace tío. Pero estarías tan feliz, tan orgulloso.

Espera tío…qué estoy haciendo…por qué te explico lo que de todas maneras has visto. Tienes razón. ¡No te cuento más! ¡Nos vemos el 28! Todos te extrañamos.



Un fuerte abrazo de tu sobrino,



Renzo



P.D. ¿tu llevas a mi tío Cesar no? ¡No te olvides de mis Nonnos!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No me puedo imaginar momento más perfecto. Gracias por la carta... La leo y la vuelvo a leer, no me canso. Muchos dicen que una foto vale mil palabras y que con ella te puedes tranportar al momento en que fue tomada, pero tu carta pudo mucho más. Gracias por llevarme a Sta. Eulalia!
Te quiero demasiado.
K-

Renzo dijo...

Gracias! Es el halago más lindo que me han dicho desde que empecé a escribir (y estoy seguro que en ese puesto se mantendrá siempre). Yo también te quiero! un beso!