Como un verso inútil te acurrucas entre las hojas de mi alma,
te colocas entre los puntos seguidos de mis párrafos inocentes
y tu boca se vuelve tílde entre tantas palabras sin acento.
Y es que resaltas
amor, siempre resaltas,
como si en el texto de mi vida tu nombre estuviera en negritas,
tu voz fuertemente subrayada
y tus ojos, como el título de todo,
en mayúsculas, arial, 100.
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